El exceso de alimentación causa un envejecimiento acelerado

Las dietas ricas en grasas y azúcares deterioran nuestro organismo antes de tiempo y son las causantes de numerosas enfermedades.

Comer un 30% menos de lo que comemos es el primer paso para conseguir retrasar el envejecimiento celular. Aunque son muchos los factores que aceleran el proceso degenerativo natural del organismo y tienen una tipología muy variada -son tanto físicos como psíquicos-, todos los estudios coinciden en el papel determinante de la alimentación en el modo de envejecer de cada individuo.

Las investigaciones no solo hacen mención al tipo de alimentos que se consumen en las sociedades occidentales y que, por lo general, contienen más azúcares y grasas de las que serían deseables, sino también en la cantidad de calorías que ingerimos diariamente. Según indican, sería necesario reducir el consumo diario a un máximo de 1.800 calorías para retrasar el proceso de envejecimiento.

Están de actualidad los programas antiedad, difíciles de llevar sin la ayuda de un profesional que vigile los diferentes aspectos de su rutina de ejercicios físicos, sus hábitos de vida y, por supuesto, su dieta.

Sin embargo, sin llegar a extremos obsesivos, se pueden hacer muchas cosas para frenar el paso del tiempo y cumplir años en las mejores condiciones posibles.

Los factores que pueden acelerar el envejecimiento son tanto físicos como mentales, por lo que los expertos recomiendan programas integrales en los que se trabaje a todos los niveles. La alimentación y el ejercicio son muy importantes pero de nada servirá actuar sobre ellos si las personas duermen mal, están tristes, estresadas o tienen problemas de baja autoestima.

Con un programa adecuado, los expertos aseguran que es posible revertir la edad biológica en casi dos décadas por debajo de la edad cronológica. Además, la investigación genética permitirá, en un futuro cercano, actuar directamente sobre el proceso de envejecimiento y retrasar lo que hasta ahora se consideraba inevitable. Un programa completo antiedad contempla trabajar la mente y el cuerpo, empezando por restringirla dieta diaria y continuando con unos ejercicios físicos adaptados a las exigencias y limitaciones de cada persona. Además, hay que mantener una rutina de sueño adecuada y mantener a raya las emociones. Se debe fomentar el positivismo y cultivar el intelecto.

El problema es que la dieta occidental contiene, según un reciente estudio publicado en The American Journal of Medicine, demasiadas grasas y azúcares que aceleran el proceso de envejecimiento y hacen aumentar las posibilidades de padecer algún problema cardiovascular. Este estudio analiza las prácticas nutricionales y la salud de más de 5.000 británicos, y concluye que envejecemos porque comemos en exceso.

Los productos considerados como más peligrosos en este estudio, para la salud de las personas mayores, son: los fritos, los dulces, los embutidos, la carne roja, los carbohidratos refinados y los productos lácteos ricos en grasa. El estudio también reveló que solo 4 de cada cien personas tienen lo que se considera la edad ideal, con una buena puntuación en los test físicos, mentales y cognitivos.

Dietas que rejuvenencen

Frente a los alimentos considerados perjudiciales se encuentran los denominados rejuvenecedores o antiaging. Algunos de ellos son ya sobradamente conocidos, por los numerosos estudios que avalan sus propiedades, como es el caso del vino, considerado un verdadero elixir antienvejecimiento, por ser rico en resveratrol, o la manzana, cuyas propiedades para combatir los radicales libres han sido sobradamente constatadas. Entre las bebidas que indiscutiblemente aparecen en la lista de los ‘antiaging’ está el té verde, que se considera casi una bebida terapéutica, debido a la abundancia de antioxidantes que contiene.

Los pescados grasos, como el salmón, también son otros de los habituales en estas listas, así como las verduras de hoja verde, especialmente las espinacas, y el brócoli.

En algunas también aparece la miel, que citan como una buena fuente de antioxidantes, equiparable a las frutas y a las verduras, y beneficiosa, además, por ser muy energética.

Entre las frutas, casi todas dan relevancia a las rojas, como la granada, la fresa, la frambuesa, los arándanos y, en general, todas las que se integran en el grupo de frutos del bosque. También las ciruelas pasas figuran entre las más recomendadas.

Las algas marinas y la soja, pese a no ser muy populares en nuestra cultura gastronómica, se están introduciendo poco a poco debido a sus excelentes propiedades tanto nutritivas como culinarias.

Aunque no siempre tiene buena prensa, la leche también es un producto importante para el buen funcionamiento de nuestro organismo cuando las características individuales de la persona no desaconsejen su consumo. La leche proporciona al organismo numerosas vitaminas, además de calcio, potasio, magnesio y riboflavina. Los expertos recomiendan sustituirla por leche de soja en los casos de intolerancia. También se dice le atribuyen al yogur propiedades que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico.

El café es otro de los productos controvertidos en los que las investigaciones divergen, ya que unos ensalzan sus cualidades y otros desaconsejan su consumo. En general, depende más de las características de cada uno que del producto en sí, y también de que su consumo sea moderado. Algo similar se puede apuntar respecto al chocolate aunque son ya muchos los estudios que alaban su poder antienvejecimiento. Al parecer, contienen componentes que estimulan el buen funcionamiento metabólico e, incluso, tienen poder preventivo frente a determinadas enfermedades, especialmente las relacionadas con el deterioro cognitivo.

Otro potente alimento que actúa como protector del organismo es el ajo, según investigaciones realizadas, las personas que lo toman, al menos una vez a la semana, son un 50% menos propensas a desarrollar algunos tipos de cáncer.

El agua es el depurativo por excelencia. La recomendación es ocho vasos diarios. Esta cantidad es la adecuada para facilitar la eliminación de toxinas y de desechos del organismo.

Foto: Photoxpress

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