Las grasas son adictivas

 Las comidas menos ‘convenientes’ siempre son las que más apetecen. Cuesta más alejarse de ellas y acabamos cediendo a la tentación. Cualquiera que haya estado alguna vez a dieta, comprende perfectamente este sentimiento de lucha contra lo que nos pide nuestro cuerpo. 

¿Por qué son tan irresistibles las comidas con grasas?

Las grasas comestibles resultan irresistibles porque son capaces de producir dependencia, como si se tratara de una droga.

¿Alguna vez se ha percatado que algunas cadenas de restaurantes a la hora de la comida fuerzan un efecto llamada produciendo que salga de su interior un aroma a chicharrones o a churrasco de ternera? Nuestra reacción no se hace esperar. Las glándulas salivales empiezan a trabajar ávidas y casi sin pensarlo y  muchas veces nos vemos haciendo cola para entrar a comer una hamburguesa (que ni siquiera sabe a lo que hemos olido). Esto ocurre precisamente, porque conscientes de este hecho, esos restaurantes sacan provecho a la parte más primaria del ser humano.

Es el aroma a la grasa en sus planchas lo que nos atrae. El efecto que puede tener en nosotros una bolsa de patatas fritas es que no podamos parar de comerlas después de probar la primera es porque están hechas con grasa, las cuales contienen una sustancia natural que es similar a la marihuana. Según un estudio de la Universidad de California Irvine, esa es la sustancia que convierte a los productos elaborados con grasas en irresistibles. Es la acción de los cannabinoides, sustancia que nuestro propio cuerpo produce y que tiene características bioquímicas muy similares al componente activo de la marihuana.

Las grasas – Efectos similares a la marihuana o cannabis

Los endocannabinoides o cannabinoides endógenos son ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga que produce nuestro propio cuerpo a partir de la grasa y que son similares a los compuestos activos de la marihuana (Cannabis sativa), llamados cannabinoides, actuando como neutrotransmisores enviando señales al cerebro. Del cerebro, pasa al nervio vago, hasta los intestinos. Como resultado, se produce un aumento del apetito por liberación de las moléculas digestivas asociadas al hambre. Se puede decir que se siente «ansia por comer más». El proceso de este efecto comienza en la lengua. Al contacto con las grasas, se estimula la producción de endocannabinoides, lo que conlleva un aumento en las señales celulares que provocan el “ansia” por seguir consumiendo alimentos grasos. Esto en la naturaleza es un proceso de protección, pues las grasas escasean y el cuerpo las necesita en su justa medida, pero en la sociedad en que vivimos, las grasas están demasiado presentes y demasiado a nuestro alcance y ese “enganche” o dependencia de los alimentos grasos, conduce a la obesidad, un problema de difícil solución. Producen también diabetes y hasta cáncer.

Foto: photl.com

Recommended Posts