Cancer y nutrición: abordaje nutricional en cáncer

Cancer y nutrición: abordaje nutricional en cáncer

Está constatado que gran parte de los casos de cáncer son consecuencia de un incorrecto comportamiento vital o de las características del ambiente en el que se vive. Y, por tanto, que es posible prevenirlos. La evidencia de que es así es amplia, pero lo corroboran sobre todo cuatro hechos estadísticos: las diferencias en la incidencia de determinados tipos de cáncer entre personas de una misma comunidad radicadas en distintos lugares, las diferencias entre los que emigraron de una comunidad y los que no emigraron, la variación en el tiempo dentro de una comunidad dada y la identificación real de gran número de causas específicas y controlables (de las que vamos a hablar a continuación).

Un cáncer se caracteriza por la proliferación descontrolada de una célula o grupo de células -parece que a causa de una mutación genética por causas que pueden ser variadas- y la adquisición por éstas de «capacidad invasiva» lo que permite su diseminación -metástasis- por todo el organismo. De ahí que el equilibrio entre la división y la muerte celular sea indispensable para que no aparezca el cáncer, algo de lo que al parecer se encargan los denominados «genes supresores de tumor» codificando unas proteínas que impiden la proliferación descontrolada. Una de ellas es la conocida proteína «P53» que cuando no logra frenar el crecimiento anormal provoca además la apoptosis o «suicidio» de la célula. Y existen también otros genes llamados «reparadores de ADN» que codifican otras proteínas cuya función es corregir los errores que surgen cuando las células duplican su ADN antes de la división.

Dentro de los carcinógenos más conocidos tenemos:

-Las radiaciones ionizantes.
Penetran en los tejidos y pueden dañar el ADN.

-Los medicamentos.
Algunas de las medicinas que se han estado comercializando durante años provocaban cáncer ya que -hoy lo sabemos- interferían en el ADN. La mayor parte fueron retiradas por ello del mercado pero otras se siguen utilizando como es el caso de los estrógenos y los anticonceptivos esteroideos. Los primeros han sido recetados en muchos países de forma sistemática para tratar los síntomas posmenopáusicos y prevenir la osteoporosis provocando un notable aumento de cánceres endometriales. En algún momento, llegándose a duplicar la incidencia normal.

-Los rayos del sol.
El cáncer de piel causado por la exposición a los rayos del sol es el más frecuente. Los melanomas son los cánceres potencialmente más letales.

-El tabaco.
El hábito de fumar mata a más de 1.000.000 de personas cada año por cáncer de pulmón y otras neoplasias. Las mutaciones del gen P53 son frecuentes en los cánceres relacionados con el tabaco. Está probado que determinadas sustancias presentes en los cigarrillos están directamente relacionadas con el cáncer como son los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y las nitrosaminas derivadas de la nicotina. Piénsese que sólo en el humo del tabaco se encuentran más de 4.000 agentes químicos, muchos de los cuales son carcinogénicos.

-Algunos virus.
El VPH o virus humano del papiloma es uno de ellos y está íntimamente relacionado con el cáncer de cuello de útero. Se transmite por contacto sexual.

-Las nitrosaminas.
Esta sustancia la podemos encontrar en el tocino frito, las carnes curadas, algunas hortalizas frescas, la cerveza, la leche seca sin materia grasa, los productos del tabaco, algunos productos de goma, los pesticidas, ciertos cosméticos y productos de la industria del metal.
Las nitrosaminas se forman a partir de los nitratos añadidos a algunos alimentos que, bien por las bacterias que hay en las carnes que los contienen o por las propias de nuestro organismo, se oxidan convirtiéndose en nitritos así como de las aminas biógenas generadas a partir de la degradación de las proteínas. Además, hay determinados alimentos a los que se les añaden nitratos como el beicon, el jamón cocido, el salami, el salchichón, el chorizo, etc., con el fin de inhibir el crecimiento de la bacteria Clostridium botullinum, causante del botulismo.
También hay nitratos en los conservantes E249, E250, E251 y E252.

-El amoniaco.
Los productos nitrogenados generan NH3 por acción de las bacterias lo que aumenta la proliferación celular y altera la síntesis de ADN.

-Los fenoles.
Producidos por el metabolismo de la fenilalanina y la tirosina se relacionan con el cáncer de piel y colon.

-Las aflotoxinas.
El más tóxico de esta familia es la aflotoxina B1, sustancia tóxica (hongo), mutagénica e intensamente cancerígena. Está presente en algunas semillas.

-Los compuestos químicos agrícolas.
Nos referimos a aquellos encaminados tanto a incrementar la productividad de las cosechas como a favorecer su conservación. Muchos son potencialmente cancerígenos. Hablamos de los acaricidas, nematicidas, fungicidas, rodenticidas y herbicidas (compuestos químicos como DDT, dieldrin, lindano, metoxiclor, malation, aldrín, etc.).

-Las grasas saturadas.
Una alimentación rica en grasas saturadas favorece el desarrollo del cáncer. Está especialmente demostrado en el caso del cáncer de mama. Al parecer, podría deberse a que su consumo eleva las cifras de estrógenos en sangre según las investigaciones desarrolladas en las universidades de Harvard y Minnesota. Por otra parte, un estudio llevado a cabo por laFundación Estadounidense para la Salud y el Centro Hospitalario St.Luke’s-Roossevelt de Nueva York apunta que una ingesta excesiva de grasas -tanto de origen animal como los aceites vegetales omega 6- adormece el mecanismo de vigilancia tumoral del sistema inmunitario.

-La leche de vaca.
Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Bergen (Noruega) con leche de vaca fresca constató que el consumo de 2 vasos diarios implica un riesgo 3,4 veces mayor de padecer linfomas que quienes beben menos de esa cantidad. Y un grupo de investigadores holandeses demostró en 1989 que las personas que toman tres o más vasos de leche de vaca diaria tienen dos veces más probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón que los que no beben leche.
Cabe añadir que también investigadores de la Universidad de Harvard encontraron una relación positiva y fuerte entre el cáncer del páncreas y el consumo de leche, huevos y carne.
Entiéndase, en todo caso, que hablamos de la leche de vaca entera, sin tratar industrialmente. Porque tanto lo que hoy se comercializa como leche de vaca así como sus derivados lácteos tienen más bien poco que ver con la leche de vaca natural. Hablaremos de ello extensamente en un próximo artículo.

-El café torrefacto.
El café torrefacto contiene hidrocarburos tostados liberadores de benzopirenos, productos altamente cancerígenos. Además contiene metil glioxal, un poderoso mutágeno en las bacterias. Una simple taza de café recién hecho contiene 0.5 mg de ese compuesto que ha demostrado ser cancerígeno en ratas. De hecho, la Unión Europea intentó hace año y medio regular esta situación sin conseguirlo debido a las presiones ejercidas. Sépalo.

-El alcohol.
El alcohol también podría actuar como un carcinógeno, no de forma directa sino a través de su metabolito, el acetaldehído. Además tiene una reconocida acción inmunodepresora.
Por otra parte, un estudio presentado por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer en Lyon indica que la mezcla de alcohol y tabaco aumenta 43 veces la probabilidad de contraer cáncer de garganta.

-Mecanismos indirectos.
La ingesta exagerada de alimentos también puede influir en la aparición del cáncer. Así lo demostró ya Tannenbaum en ratones durante la II Guerra Mundial constatando que la aparición de tumores espontáneos de pulmón y mama así como los de una variedad de tumores producidos experimentalmente con cancerígenos conocidos podía reducirse a la mitad restringiendo la ingesta de alimentos sin modificar las proporciones de los constituyentes individuales. Esto último sería luego contrastado en reiteradas ocasiones.
En el caso de la fibra y su influencia sobre el cáncer -y otras enfermedades degenerativas del intestino- Burkitt ya lo sugirió en sus observaciones: el cáncer era más común en los países donde se procesaban los cereales para eliminar la fibra que en aquellos en donde eso no se hacía.
Hay que recordar, finalmente, que los métodos utilizados para la preparación industrial de alimentos pueden ser potencialmente peligrosos debido a la intervención de carcinógenos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos y las aminas aromáticas heterocíclicas. Y ambas se forman durante la combustión del carbón y la lisis de proteínas durante el asado de la carne con carbón vegetal, en la fritura y en el ahumado.

Recomendaciones generales

Lo expuesto nos insta pues a ser muy prudentes y a seguir unas reglas mínimas si queremos disminuir los factores de riesgo del cáncer: Los consejos para lograrlo son sencillos:
-Deje de fumar.
-Evite el exceso de peso.
-Haga ejercicio
-Reduzca el nivel de estrés
-Tome entre 20 y 35 gramos de fibra al día.
-Consuma diariamente frutas y vegetales frescos.
-Elimine o reduzca al mínimo la ingesta de alcohol.
-Evite la exposición prolongada al sol.
-Reduzca la ingesta de proteínas animales.
-No consuma alimentos fritos ni ahumados.
-No consuma más de un 10% de grasas saturadas en su comida diaria.
-Reduzca el consumo total de grasas a menos del 30% del aporte calórico total.
-Realice diariamente ejercicio físico según sus características y posibilidades.
-Respete las instrucciones de seguridad en los lugares de trabajo, sobre todo si en él se manipulan sustancias cancerígenas.

Productos con actividad anticancerígena

Además de seguir las recomendaciones anteriores conviene que sepa que hay determinados alimentos y sustancias que tienen un especial interés tanto por su acción preventiva como por su actividad anticancerígena.

-El ajo y la cebolla.
En ambos alimentos se han encontrado multitud de sustancias con reconocida acción anticancerígena, entre ellas el sulfuro de dialilo o la alinasa, con capacidad para bloquear -por ejemplo- sustancias tan agresivas como las nitrosaminas y la aflotoxina, ambas relacionadas con los cánceres de estómago, pulmón e hígado.

-El tomate.
El mismo pigmento que proporciona al tomate su color rojo, el licopeno, es la sustancia responsable de su poder anticancerígeno. El licopeno es hasta dos veces más potente que el betacaroteno y actúa como destructor del oxígeno libre. Además, está demostrado que esta misma sustancia reduce el daño causado en el ADN y ayuda a prevenir el cáncer de próstata.

-El té verde.
Estudios realizados en China, Japón y EEUU confirman que el té verde bloquea en gran medida el desarrollo de diversos tipos de cáncer en los animales, lo que se debe principalmente a su concentración en catequinas, de las que una de ellas es especialmente potente: la epigalocatequina (EGCG).

-La col, el brécol y las coles de Bruselas.
Estas hortalizas contienen una sustancia -el indol-3-carbinol- que tiene la propiedad de acelerar el metabolismo de los estrógenos impidiendo así que pueda ser utilizado por las células cancerígenas.

-El cartílago de tiburón.
El cartílago de tiburón posee un compuesto que -al menos, en laboratorio- tiene efectos anticancerígenos. Exactamente son sus compuestos de glucoproteínas las que tienen un efecto sobre la angiogénesis.
El crecimiento de un tumor requiere su vascularización. Sin la cercanía de vasos sanguíneos las células tumorales no sólo no pueden diseminarse sino que mueren por deficiencia de nutrientes y oxígeno así como por falta de eliminación de anhídrido carbónico, ácido láctico y otras sustancias de desecho. La angiogénesis o formación de nuevos vasos sanguíneos a partir de otros preexistentes es fundamental en el proceso de carcinogénesis.

-El extracto de aceite de hígado de tiburón.
Esta sustancia contiene ácidos grasos poliinsaturados así como vitaminas A, D y E además de escualeno y alcoxigliceroles.
La vitamina A tiene un destacado papel preventivo en el cáncer y, en particular, frente al cáncer bronquial y el de vejiga, además de tener una acción antioxidante global como las vitaminas D y la E.
La vitamina D2 por su parte, es precursora de la tumosterona, sustancia utilizada por las células asesinas para destruir las células cancerosas.
En cuanto al escualeno que contiene es un triterpenoide precursor de la DHEA (deshidroepiandrosterona), una sustancia que tiene el poder de ralentizar el envejecimiento celular y cuya presencia es indispensable en los glóbulos rojos para combatir las células cancerosas.
Por último -como ya hemos señalado-, contiene alcoxigliceroles, que son derivados lipídicos presentes sobre todo en los tejidos portadores de células inmunitarias. Los alcoxigliceroles han demostrado en ratas un claro efecto inhibidor del crecimiento tumoral bloqueando en ratas diversos tumores experimentales: linfoma LAA, carcinoma mamario C3H, melanoma B12, etc.

-El ácido alfa lipoico.
Se trata de un compuesto antioxidante que en su forma libre tiene la capacidad de proteger el material genético del ADN. Además impide la liberación excesiva de FN-kappa-B, una sustancia con capacidad para fijarse al ADN en los genes y causar cambios en la información génica.

-La vitamina A.
Dado que la vitamina A puede resultar tóxica si se toma en cantidades altas es importante comprender la diferencia entre ella y los carotenoides. El betacaroteno -y los demás carotenoides- son atóxicos. Y en el interior del cuerpo humano son transformados enzimáticamente de tal manera que de una molécula de betacaroteno surgen dos moléculas de vitamina A.
Otra diferencia importante es que la carotinoidemia depende proporcionalmente de la ingesta mientras que la vitamina A mantiene niveles sanguíneos bastante constantes dado que toda cantidad «extra» es eliminada de la sangre y almacenada en el hígado.
De los 20 carotenoides que se encuentran en la alimentación humana, el betacaroteno es el mejor protector contra el cáncer.
La primera demostración de que la vitamina A tenía propiedades protectoras contra el cáncer se obtuvo poco después de su descubrimiento en 1913 por Mc Collum y Davis. A principios de los años 20 los trabajos de Mori (1922) y Wolbach(1925) asociaron el déficit de vitamina A con alteraciones cancerígenas en células de la tráquea, laringe y bronquios. Varios estudios realizados entre los años 30 y 50 confirmaron que la vitamina A mantiene el funcionamiento normal de los tejidos además de controlar el crecimiento celular y que las deficiencias de dicha vitamina producen cambios metaplásicos.
Así pues, la vitamina A regula de una manera casi hormonal el crecimiento y el desarrollo celular, da protección antioxidante contra los radicales libres y aumenta la comunicación intercelular de tal forma que las células mutantes no pueden provocar que otras células, también mutantes, crezcan (influye en la síntesis de la proteína conocida como conexina).
En 1929 Hirayama publicó un estudio realizado en 25.000 japoneses demostrando que el betacaroteno protege contra los cánceres de pulmón, estómago, colon, próstata y cérvix.

-La vitamina B17.
Tras muchos años de estudios, el químico estadounidense Ernest Krebs, Jr. descubrió en 1950 una nueva vitamina que categorizó como B17 y que también es llamada laetril y amigdalina.
Ya en varios documentos de civilizaciones antiguas -como los egipcios en la época de los faraones y en China más de 2.500 años antes de Cristo- se menciona el uso terapéutico de los derivados de las almendras amargas. Papiros egipcios de 5.000 años de antigüedad mencionan el uso de Aquí Amygdalorum, para el tratamiento de tumores dermatológicos. Sin embargo, el estudio sistematizado de la amigdalina no comenzó hasta la primera mitad del siglo pasado cuando el famoso químico Dr. Bohn descubrió en 1802 que durante el proceso de destilación del agua proveniente de almendras amargas se obtenía ácido hidrociánico.
La vitamina B17 es un agente quimioterapéutico completamente natural que se encuentra en más de 1.200 plantas, particularmente en las semillas de frutas comunes como el albaricoque, el durazno, las manzanas y las cerezas. Se trata de un diglucósido con una molécula de cianuro que es extremadamente bioaccesible. Esto significa que penetra en la membrana celular alcanzando fácilmente un alto nivel de concentración dentro de la célula. Esta molécula de cianuro causó cierta controversia aunque, atendiendo a las afirmaciones de quienes la utilizan, es inofensiva porque «las células normales del organismo contienen un enzima llamada glucosidasa que la neutraliza impidiendo la liberación del cianuro. De esta forma, la vitamina B17 sólo actúa como glucosa en las células saludables produciendo energía. Las células malignas no contienen esta enzima pero tienen otra llamada rodanasa; al estar ausente la glucosidasa y presente la rodanasa, la vitamina B17 se activa liberando la molécula de cianuro dentro de la célula maligna causando su destrucción».
El uso del laetril es legal en 24 estados americanos y en otros 17 países como México, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Bélgica y Filipinas.

-La vitamina C. Existen numerosas evidencias de que la vitamina C es esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunitario. En los mecanismos de éste intervienen ciertas moléculas -principalmente moléculas de proteínas- que se encuentran en solución en los fluidos del cuerpo así como en determinadas células y la vitamina C actúa tanto en la síntesis de muchas de ellas como en la producción y en el adecuado funcionamiento. Pues bien, se sabe desde hace tiempo que la vitamina C inhibe la formación de nitrosaminas carcinogénicas formadas por la reacción entre los nitritos existentes en las carnes conservadas y las aminas dietéticas.
También la vitamina C, unida a la quercetina y otros polifenoles, pueden combatir el cáncer.
La aparición del cáncer de esófago, páncreas, colon, recto, cuello de útero, vejiga, piel, mama y laringe aparece mucho más raramente en quienes siguen una dieta rica en frutas y vegetales con alto contenido en vitamina C.
Estudios en animales de experimentación realizados por el Premio Nobel Linus Pauling y sus colaboradores muestran que una ingesta elevada de vitamina C atrasó el comienzo de tumores mamarios espontáneos en ratones; y evidencian también una pronunciada disminución o retraso en la aparición de tumores malignos en ratones que habían sido expuestos a la luz ultravioleta.
Otros investigadores también han demostrado la efectividad de esta vitamina y sus derivados en la prevención del cáncer de piel. Y en ratones expuestos a fibra de vidrio en polvo se comprobó una inhibición significativa del cáncer de pulmón. Científicos japoneses demostraron además recientemente el efecto anticancerígeno en tumores humanos de ovario, estómago, páncreas, útero y pulmón.
Tras lo dicho, es insólito comprobar que el Instituto Nacional de Salud Americano, tras el estudio que realizó sobre esta vitamina, concluyera diciendo que la cantidad recomendable de vitamina C es de 60 mg, al día. Cientos de investigadores afirman que esa cifra debería ser aumentada a 200 mg diarios como mínimo. Exactamente la misma recomendación que hizo Linus Pauling hace casi veinte años y pocos científicos aceptaron.

-La vitamina E.
Esta vitamina es un poderoso antioxidante pero posiblemente necesite de la sinergia de otros nutrientes para poder ser además protectora contra el cáncer. Es el caso del estudio de Knekt (1991) publicado en Annals of Medicine que confirma el papel protector de la vitamina E -en combinación con otros nutrientes- en la profilaxis del cáncer.
Es importante tener en cuenta la sinergia entre esta vitamina y el selenio, conocida desde 1983. Según el Dr. Horvart, «la vitamina E facilita la acción anticarcinogénica del selenio sólo cuando se encuentra presente durante las fases de promoción o proliferación».
En 1984 un equipo de investigadores dirigidos por el Dr. Wald estudió la vitamina E y el betacaroteno en la prevención del cáncer mamario. Se extrajo sangre de 5.000 mujeres en Guernsey entre 1968 y 1975 que se almacenó congelada. A finales de 1982, 39 de las mujeres habían desarrollado cáncer. Comparándolas con el grupo de control de mujeres de edad, en estado menopáusico, antecedentes familiares y antecedentes de enfermedad mamaria benigna similares, las víctimas de cáncer mostraron niveles sanguíneos más bajos de vitamina E.
Cabe señalar que la vitamina E tiene una acción directa sobre algunas sustancias químicas cancerígenas inactivándolas (nitritos y nitratos). Por otra parte, la vitamina E también desempeña un papel importante como terapia adjunta a la quimioterapia. Así, prácticamente todos los pacientes que reciben adriamicina pierden el cabello mientras que el 70% de los que reciben 1.600 UI de vitamina E desde varios días antes de la quimioterapia no sufrieron una pérdida de cabello digna de mención. (Wood, 1985).

-La coenzima Q10.
Además de su papel en la producción de energía, la coenzima Q10 es un elemento muy a tener en cuenta en los pacientes con cáncer pues ayuda a reducir los radicales libres; se trata, pues, de una sustancia antioxidante.

-El calcio.
Según un estudio publicado en el New England Journal of Medicine -enero de 1999- el papel del calcio en la prevención de pólipos en el colon es evidente. Los autores del trabajo son tajantes en sus conclusiones: los suplementos de calcio se asocian con una reducción significativa del riesgo de padecer adenoma colorrectal recurrente. El trabajo fue dirigido por el doctor J. A. Baron -del Darthmouth-Hitchcock Medical Center (New Hampshire, EE.UU)- a lo largo de cuatro años.

-El germanio.
En 1967 el Dr. Kazuhiko Asai consiguió sintetizar el germanio 132, una forma de germanio ligado orgánicamente y no tóxico. En su forma orgánica cada átomo de germanio está ligado a tres átomos de oxígeno convirtiéndose en un excelente transportador de oxígeno.
El Dr. Otto Warburg -investigador del cáncer y premio Nobel- descubrió que las células cancerosas no pueden metabolizar adecuadamente el oxígeno. Y el germanio 132 actúa como transportador facilitando el movimiento del oxígeno a través de las membranas celulares para introducirlo en la célula. Refuerza además muchas funciones del sistema inmunitario. Varios estudios han informado de la capacidad del germanio 132 administrado por vía oral de aumentar la actividad de las células asesinas naturales.
En un estudio publicado en el Journal of Interferon Research se concluía que «el germanio orgánico restaura el funcionamiento normal de células-T y linfocitos-B. El germanio orgánico tiene actividades fisiológicas excepcionales, es capaz de estimular la producción de gamma-interferón, tanto en animales como en seres humanos, sin efectos colaterales ni toxicidad».

-El selenio. Un trabajo realizado por Margaret Rayman -del Centro de Nutrición y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Surrey (Reino Unido)- y publicado en The Lancet ha repasado los problemas que acarrea la deficiencia de selenio y ha dado la voz de alarma ya que en muchos países no se consume en cantidad suficiente.
El déficit de selenio disminuye la eficacia del sistema inmune. Varios trabajos han comprobado que un aporte adicional de este antioxidante estimula la producción de linfocitos T y mejora la respuesta de las células asesinas.
Desde hace tres décadas se conoce el papel preventivo del selenio frente a ciertos tumores. De hecho, en los países en los que la dieta es rica en este mineral las cifras de mortandad por cáncer son inferiores a las de otros lugares donde no se consume tanto. En la mayoría del continente europeo se consumen cantidades insuficientes de selenio.

-El NADH.
El NADH es una sustancia natural presente en todos los organismos vivos que se conoce también como coenzima I. Se le han atribuido más de un millar de funciones bioquímicas y está considerado el antioxidante más eficaz conocido. Una de las acciones principales es su actividad en la producción de energía en la célula. Cuanto más NADH libre hay en la célula mayor energía puede producir ésta. Aunque existe NADH en todos los alimentos ésta es destruida por el proceso de cocción; incluso cuando ingerimos alimentos crudos la absorción de NADH no mejora debido a que los ácidos gástricos lo degradan.
De ahí la importancia de la suplementación oral de NADH siempre que esté estabilizado y su forma galénica de administración sea gastrorresistente para asegurar su absorción y biodisponibilidad.
Sus acciones principales son:
-Aumenta la producción de energía celular (cada molécula de NADH produce 3 moléculas de ATP).
-Interviene en la regulación celular y reparación del ADN.
-Potencia el sistema inmune (sobre todo, aumenta notablemente la Interleukina-6 o IL-6).
-Es un potentísimo antioxidante. Actúa regenerando los antioxidantes naturales de nuestro organismo.

-La chlorella pyrenoidosa.
La chlorella es un alga unicelular cultivada originalmente para países del Tercer Mundo como sustituto barato de las carnes de animales pero acabó ofreciéndonos mucho más que proteínas. De hecho, podría ser el antídoto perfecto para algunos de los problemas de salud causados por los alimentos refinados, las dietas deficientes en nutrientes y nuestro ambiente tóxico.
La chlorella está cargada de nutrientes y otros compuestos únicos incluyendo las vitaminas del grupo B (contiene más ácido pantoténico que cualquier otra fuente natural), magnesio y otros minerales menores. Su alta concentración de clorofila -un pigmento verde con cualidades limpiadoras notables- es necesaria en cualquier programa de desintoxicación del cuerpo y como fuente de hierro orgánica. También ayuda al cuerpo a eliminar cadmio y uranio, dos metales tóxicos. El amplio espectro de carotenoides del alga es superior al betacaroteno para defender las células contra la oxidación. Otro de sus constituyentes químicos, el clorelano, fortalece nuestro sistema inmune al contribuir a la producción de interferón.

-El extracto de arabinogalactano.
El extracto de arabinogalactano es una sustancia extraída del salvado de arroz que ha sido modificado enzimáticamente para aumentar su función inmunomoduladora.
Se ha demostrado en pruebas in vivo que esta sustancia es capaz de modificar la respuesta biológica con posibles efectos anticancerígenos. Así, fue capaz -en pruebas de laboratorio- de aumentar la actividad de las células asesinas naturales, primera línea de defensa contra el desarrollo de tumores.

-La Uncaria Tomentosa o uña de gato.
La Uncaria Tomentosa o Uña de Gato es una planta que crece de forma salvaje en las zonas altas del amazonas peruano. Está compuesta fundamentalmente por alcaloides indólicos y pentacíclicos además de por flavonoides, taninos catéquicos, triterpenos y esteroides.
El estudio de esta planta se ha centrado en su composición alcaloídica. Tiene acción inmunoestimulante, antivírica, antiinflamatoria, antimutagénica, antioxidante, citostática, antileucémica, antiagregante plaquetaria, hipotensora y diurética.

En resumen, hay muchos agentes anticancerígenos que, combinados adecuadamente, permiten tratar cualquier patología cancerosa. Obviamente, el tratamiento -qué productos, en qué dosis, durante cuánto tiempo…- debe ser individualizado y ser el especialista quien lo determine.

Mayor información en el Instituto de Longevidad www.longevidad.com.mx

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