Repoblar nuestro intestino

Repoblar nuestro intestino

En el intestino coexisten una mezcla enormemente compleja de microorganismos, algunos de los cuales son beneficiosos para nuestra salud (bacterias probióticas), otros son saprófitos o comensales (es decir viven de los alimentos que encuentran en el intestino, sin causar ni beneficios ni ser perjudiciales para nosotros) y otros son patógenos (su crecimiento excesivo puede ser perjudicial para el huésped). Ciertas situaciones como el uso de antibióticos, el empleo de anticonceptivos, los cambios hormonales que se producen durante el embarazo y la menopausia, ciertas dietas desequilibradas o un debilitamiento del sistema inmune, pueden hacer que estos microorganismos patógenos crezcan más de la cuenta y pasen a ser dominantes en el sistema digestivo. Esta situación de desequilibrio de la flora intestinal se denomina disbiosis.

El equilibrio de la flora intestinal mejora el sistema digestivoUn intestino saludable requiere de un apropiado equilibrio de la flora intestinal, con una presencia importante de microorganismos probióticos. Estos microorganismos nos ayudan estabilizar el pH y la hidratación del intestino, aportan enzimas digestivas (como la lactasa), sintetizan vitaminas B y K, producen moléculas con actividad antibiótica, evitan que las bacterias patógenas se una a la mucosa intestinal, disminuyen los niveles de colesterol y ayudan a evitar la presencia de elevados niveles de sustancias tóxicas (como la beta-glucuronidasa).

De hecho, cada vez hay más evidencias que relacionan un incremento de microorganismos patógenos como Clostridios, Helicobacter, Shigella, Campylobacter, Pseudomanas o Candida, entre otras, con una mayor incidencia en diarreas, infecciones genito-urinarias, úlceras gastroduodenales, malas digestiones, enfermedad inflamatoria intestinal, fatiga crónica, alergias e intolerancias alimentarias y hasta con un mayor riesgo de algunos tipos de cáncer. Además también pueden favorecer la aparición de un intestino permeable.

Esta situación se caracteriza por la alteración de la estructura normal del intestino que pierde su función de barrera selectiva, capaz de absorber nutrientes digeridos, pero no dejando pasar al torrente sanguíneo toxinas, antígenos, microorganismos ni alimentos mal digeridos.  Un intestino permeable favorece la entrada al organismo de todas estas sustancias que no deberían pasar, generando una importante alteración del sistema inmune que se cree que puede causar o empeorar afecciones autoinmunes (como la artritis reumatoidea) y alérgicas (como eccema o asma). Además, la mala absorción de nutrientes que genera puede llevar a un estado de malnutrición.

Recuperar el equilibrio de la flora intestinalCualquier proceso para reequilibrar la flora intestinal, para ser efectivo, debería centrarse en utilizar suplementos que eliminen a los microorganismos perjudiciales, que mejoren las digestiones y que estimulen el crecimiento y la repoblación del intestino con bacterias beneficiosas.

Completar con Pre y ProbióticosPara terminar de reequilibrar la flora intestinal, aparte de luchar contra las bacterias perjudiciales, es indispensable utilizar pre y probióticos para repoblar el sistema digestivo de bacterias beneficiosas como Lactobacillus y Bifidobacterium.

Los prebióticos (sustancias que estimulan el crecimiento de las bacterias beneficiosas), se recomiendan utilizarlos junto con el tratamiento con hierbas. Con ellos favorecemos la expulsión de sustancias tóxicas, mejoramos el estado de la mucosa intestinal (favoreciendo que el intestino recupere su fisiología normal) y acondicionamos el intestino para favorecer el desarrollo de las bacterias beneficiosas. Los probióticos, por su parte, es más recomendable tomarlos una vez hemos eliminado la mayor parte de las bacterias perjudiciales, para favorecer su implantación en el intestino.

Así, con el probiótico aumentamos el número de bacterias de nuestra flora al consumirlas vivas, mientras que con el prebiótico podríamos decir que lo que hacemos es darle “alimento” a estas bacterias que colonizan nuestro intestino, para favorecer su crecimiento. Como vemos, en ambos casos logramos aumentar y repoblar nuestra flora intestinal, pero partiendo desde distintas acciones.

Ahora la pregunta que se nos plantea es ¿qué alimentos son probióticos y cuales prebióticos?. Los probióticos son por ejemplo el yogur, el kéfir, el chucrut o las leches fermentadas. Nutrientes prebióticos son aquellos que contienen fibras como la inulina, el fructooligosacárido, los cuales podemos encontrar en muchas frutas y verduras como la alcachofa, cebolla, espárrago, plátano…

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