AYUNO INTERMITENTE: UNA OPCIÓN CIENTÍFICAMENTE VÁLIDA

AYUNO INTERMITENTE: UNA OPCIÓN CIENTÍFICAMENTE VÁLIDA

«En boca de todos» el ayuno intermitente se presenta actualmente como epicentro de opiniones contradictorias que complican enormemente obtener unas conclusiones fiables al respecto. No obstante, parece que algunos estudios comienza a arrojar algo de luz sobre el tema.

Es el caso de la publicación recogida en la revista científica ‘The New England Journal of Medicine’, la cual, publicó las conclusiones obtenidas por el neurocientífico Mark Mattson, Profesor de Neurociencia en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, dichas conclusiones muestran que el ayuno intermitente cuenta con evidencia científica que avala su uso. El estudio desarrollado por el neurocientífico, tiene como base el seguimiento durante 25 años del impacto que sobre la salud ha generado el ayuno intermitente. Así, casi tres décadas de estudios arrojan datos que permiten afirmar que el estudio intermitente «podría ser parte de un estilo de vida saludable».

El estudio, señala el autor, está orientado a ayudar a aclarar la ciencia y las aplicaciones clínicas del ayuno intermitente de manera que pueda ayudar a los médicos a guiar a los pacientes que quieran probarlo.

Las dietas de ayuno intermitente, aunque podemos encontrar diversas fórmulas para la puesta en práctica de las mismas, generalmente se dividen en dos categorías: alimentación diaria con restricción de tiempo, que reduce los tiempos de alimentación a 6-8 horas por día, y el llamado ayuno intermitente 5:2, en el que las personas se limitan a un moderado tamaño de comida dos días a la semana.

Una serie de estudios en animales y algunos humanos han demostrado que alternar entre los tiempos de ayuno y alimentación favorece la salud celular, probablemente al desencadenar una antigua adaptación a los períodos de escasez de alimentos llamada cambio metabólico. Tal cambio ocurre cuando las células usan sus reservas de combustible a base de azúcar de acceso rápido y comienzan a convertir la grasa en energía en un proceso metabólico más lento.

Mattson asegura que los estudios han demostrado que este cambio mejora la regulación del azúcar en la sangre, aumenta la resistencia al estrés y suprime la inflamación. Debido a que la mayoría de los estadounidenses comen tres comidas más refrigerios cada día, no experimentan el cambio o los beneficios sugeridos.

En el artículo, Mattson señala que cuatro estudios en animales y personas encontraron que el ayuno intermitente también disminuyó la presión arterial, los niveles de lípidos en la sangre y la frecuencia cardíaca en reposo.

También se acumula evidencia sobre que el ayuno intermitente puede modificar los factores de riesgo asociados con la obesidad y la diabetes, dice Mattson.

Dos estudios en la Fundación del NHS del Hospital Universitario del Sur de Manchester de 100 mujeres con sobrepeso mostraron que las que estaban en la dieta de ayuno intermitente 5:2 perdieron la misma cantidad de peso que las mujeres que restringieron las calorías, pero obtuvieron mejores resultados en las medidas de sensibilidad a la insulina y la reducción de grasas del abdomen que las del grupo de reducción de calorías.

Más recientemente, añade, los estudios preliminares sugieren que el ayuno intermitente también podría beneficiar la salud del cerebro. Un ensayo clínico multicéntrico en la Universidad de Toronto en abril descubrió que 220 adultos sanos y no obesos que mantuvieron una dieta restringida en calorías durante dos años mostraron signos de mejor memoria en una batería de pruebas cognitivas.

Si bien se necesita mucha más investigación para probar los efectos del ayuno intermitente en el aprendizaje y la memoria, Mattson dice que si se encuentra esa prueba, el ayuno, puede ofrecer intervenciones que pueden evitar la neurodegeneración y demencia.

 

PARA SABER MÁS:

https://www.murciasalud.es/preevid/22741#

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